En la versión digital del
periódico "El Día.es", de lunes 3 de julio, se
alerta sobre los estragos que el hongo Fusarium oxysporum
canariensis está ocasionando en las plantaciones de palmeras (Phoenix
canariensis) de las zonas verdes y espacios ajardinados de la Villa de
La Orotava.
Los expertos en la materia
parecen coincidir en que, una vez infectada la palmera por este hongo, no
existe un método efectivo de curación, por lo que los ejemplares quedan
abocados a una muerte segura.
El tema nos ha parecido lo
suficientemente importante como para intentar conocer algo más de este hongo y
sus efectos nocivos sobre las poblaciones de palmeras de la isla. Tras recabar
la información disponible en el fondo bibliográfico de nuestra biblioteca, nos
hemos puesto en contacto con el profesor doctor Antonio Siverio Núñez, del
Departamento de Ingeniería Agraria, Náutica, Civil y Marítima, que imparte
docencia sobre protección de cultivos en la Sección de Agrícolas de la E.P.S.I. de la Universidad de La Laguna.
Desde el punto de vista
bibliográfico, recomendamos dos trabajos que explican el origen de este hongo,
los mecanismos a través de los cuales se produce la infección, las especies de
palmera en las que incide con mayor virulencia, los medios de propagación, así
como las circunstancias ambientales y de manejo de las palmeras que favorecen
la aparición de la enfermedad.
Por un lado, destacamos el
libro "La palmera canaria", de Juan Manuel Rodríguez
Rodríguez y Rafael Rodríguez Rodríguez, ambos ingenieros técnicos agrícolas por
la Universidad de La Laguna y profesionales del laboratorio de Fitopatología de la Granja
Agrícola Experimental del Cabildo de Gran Canaria. Por otro, debe citarse el
trabajo de Fin de Carrera realizado por una de nuestras alumnas, Cristina
Hernández Perdomo, que lleva por título "Efectividad de diferentes inóculos micorrícicos sobre la Fusariosis de la palmera canaria", dirigido
por investigadores del I.C.I.A.
Por su parte, el profesor Siverio
resalta la necesidad de unificar criterios de actuación entre las
administraciones públicas locales y las empresas contratadas que tengan
relación con el manejo agronómico de los ejemplares de Phoenix
canariensis plantados en parques, jardines públicos y zonas verdes,
con el fin de coordinar las acciones hacia una labor de prevención de la
infección.
A día de hoy, resulta muy difícil
o casi imposible salvar los ejemplares que han sido infectados, ya que se trata
de una enfermedad monocíclica: el hongo completa su ciclo durante una temporada
de crecimiento, de modo que, desde que se instala dentro de la planta, no
existe posibilidad de combatirlo. Sólo puede atajarse impidiendo el inóculo
inicial. Por este motivo, las medidas preventivas parecen ser el único camino
que garantice la supervivencia de esta especie y frene la expansión de una
patología tan nociva. Entre ellas, se pueden señalar las siguientes:
- Realizar una minuciosa labor de
inspección y certificación del material vegetal que se produce en los viveros,
con el fin de garantizar que los ejemplares que se trasplanten posteriormente
en las zonas verdes estén libres del hongo.
- Ejercer un estricto control de
las plantas que se introducen desde el exterior de la isla.
- Erradicar los ejemplares
afectados, procediendo al arranque y quema de los mismos.
- No replantar palmeras de este
género en el lugar ocupado anteriormente por ejemplares infectados,
seleccionando especies alternativas.
- Descartar terrenos compactos
para su plantación y o adoptar medidas que impidan la compactación del suelo.
Así se evitaría la ausencia de drenaje y los procesos de encharcamiento, que
favorecen el desarrollo del hongo. También resulta conveniente desechar las cubiertas inorgánicas (picón), ya que favorecen la retención de la humedad en el suelo.
- Realizar un manejo agronómico
adecuado a las exigencias hídricas y edafológicas de la palmera. El conocimiento de las necesidades hídricas reales de esta especie en cada uno de los municipios en que se plante resulta fundamental para efectuar una correcta planificación del riego, dado que los requerimientos de agua de la palmera son diferentes a los de otras especies que se suelen plantar en su mismo entorno (césped, adelfas), que demandan un mayor aporte hídrico. La ausencia de esta planificación suele acarrear un suministro de agua idéntico a todas las plantas de la zona, lo que favorece los procesos de encharcamiento
de las raíces de la palmera, facilitando la entrada del hongo por vía radicular.
- Ejercer un estricto control en
la desinfección de las herramientas utilizadas, principalmente, en las tareas
de poda, ya que esta labor provoca heridas en la planta y si la herramienta fue
utilizada anteriormente en un ejemplar infectado y no fue convenientemente
esterilizada, propicia la transmisión de la enfermedad a través de dichas
heridas.
- Eliminar posibles vectores. Se ha detectado la presencia de un
coleóptero curculiónido Diocalandra frumenti como posible
vector de esta enfermedad, por lo que en zonas donde se detecte este insecto
como plaga en Phoenix canariensis, deben tomarse medidas
terapéuticas para eliminar o reducir su población.
En pruebas de laboratorio
realizadas en la Sección de Agrícolas de la E.P.S.I., y reflejadas en el trabajo
fin de carrera de Ingeniero Agrónomo de Juan Enrique Reyes Moreno: “Ensayos para el control del picudo de las cuatro manchas de las palmeras, Diocalandrafrumenti”, se han detectado ejemplares de esta última parasitados por Beauveria bassiana y se ha confirmado su
patogenecidad sobre la Diocalandra,
obteniéndose con ello resultados favorables.
A modo de conclusión, ha de
indicarse que en los palmerales silvestres, aquellos desarrollados en su
entorno natural y sobre los que no se efectúan labores de mantenimiento alguno,
la incidencia del Fusarium oxysporum canariensis es
prácticamente nula. Todo parece indicarnos que la proliferación del hongo
obedece, pues, a un manejo agronómico inadecuado de las palmeras introducidas
por el hombre en los espacios urbanos o periurbanos.
Como ejemplo tenemos el palmeral
ubicado en la Quinta:
Phoenix Canariensis afectada por Fusarium oxysporum canariensis.
Palmera en entorno ajardinado, sobre césped, con tratamientos de poda y sin control adecuado de sus necesidades hídricas reales.
En la misma zona, a 50 metros, ejemplares sanos, carentes de cuidados de mantenimiento (poda, riego...) a excepción de los recibidos en la fase de plantación. (fotos de A. Siverio Núñez).
Textos de Antonio Siverio Núñez y Delfina Galván Alonso.
Muy bien!!!! Felicidadesss
ResponderEliminarDesde el punto de vista bibliográfico, recomendamos dos trabajos que explican el origen de este hongo, los mecanismos a través de los cuales se produce la infección, https://doctorariobo.com/vida-de-san-isaac/
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