La unión del sector platanero, clave para la consolidación
de ayudas
Imagen de archivo de una explotación de plátanos
radicada en Canarias. / DA
DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife
Una prolongada lucha y esfuerzo por garantizar el mantenimiento del sector ha
hecho posible que los productores de plátano canarios y europeos cuenten con el
apoyo económico de la Unión Europea (UE). Las ayudas que el plátano europeo,
entre ellos el canario, recibe del
Programa de Opciones Específicas por
la Lejanía y la Insularidad (Posei) son el resultado de muchos años de
trabajo del sector, de su unión en defensa de sus intereses y de su
incorporación en este programa, en 2007, con una partida propia de 281 millones
de euros procedente de ayudas anteriores que el sector tenía reconocidas a nivel
comunitario.
El inicio de las ayudas al sector platanero se retrotrae a 1993, con la
entrada en vigor el Tratado de la Unión Europea (TUE). En este caso, la recién
formada UE realizó un estudio sobre el plátano para determinar de dónde se
abastecían sus países miembros, en donde quedó patente que unos lo hacían de
bananas dólar (de países latinoamericanos); otros de bananas del área ACP
(África, Caribe y Pacífico); y el resto de las cosechas comunitarias (Canarias,
Madeira, Martinica y Guadalupe). En esa época, cada país europeo tenía su propio
sistema de suministro de plátanos y de bananas y en el caso de España se había
establecido la prohibición de la entrada de bananas, por lo que Canarias
abastecía en exclusiva a la Península.
El nacimiento de la UE obligó al establecimiento de un nuevo estatus quo en
el que pudiesen competir las frutas de tres procedencias distintas: comunitaria,
de Latinoamérica y de la zona ACP. La solución fue implantar limitaciones de
entrada sobre los plátanos de fuera del continente europeo, ya que sus
peculiaridades de producción se traducían en unos precios imposibles de alcanzar
para el producto cultivado en Europa. En este caso, la UE optó por establecer un
contingente de entrada y un arancel de 75 euros por tonelada para las bananas
dólar y un contingente de entrada, pero no impuestos, para las de los países
ACP, a los que se habían otorgado beneficios desde el Tratado de Roma de 1957,
debido a que fueron colonias europeas.
La diferencia de precio entre los plátanos comunitarios y de otros países era
tan elevada que hizo que la Unión Europea optara por limitar la entrada de
bananas y estableciese una ayuda al productor por pérdida de renta con el fin de
evitar los desfases y hacer posible la competencia.
A raíz de este paso se creó la Organización Común de Mercado (OCM) del
Plátano, entidad encargada de regular todo el sistema. Para ello, la UE analizó
la situación y comprobó que esas ayudas eran necesarias aunque también exigió
una total reconversión del sector. De ahí que se acabasen instaurando las
ayudas, pero con una condición sine qua non: la reestructuración total del
sector y su organización, comenzando por la creación de organizaciones de
productores que terminasen con la atomización existente.
En el caso de Canarias, las 80 empresas exportadoras para el mercado
peninsular tuvieron que reestructurarse. De esta forma, se crearon 24
organizaciones de productores, aglutinadas dentro de Asprocan. El inicio de la
OCM del plátano, el 1 de julio de 1993, dio lugar a que se iniciaran las ayudas
financieras, con una ficha fluctuante, en función del precio del plátano. La
nueva situación obligó al sector a negociar. Los representantes de los
plataneros canarios entendieron que el Archipiélago en solitario no iba a ningún
sitio y a finales de los años 80 se reunieron productores de Martinica, de
Madeira y de Canarias y decidieron crear una asociación conjunta, dando lugar a
la Asociación de Productores de Plátanos de la Unión Europea (APEB).
La unión y el esfuerzo propició que el sector accediese a las ayudas y
pudiese plantar cara a las presiones externas.
De la OCM al Posei
Las presiones del sector canario fueron las responsables de que la OCM fuese
sufriendo modificaciones hasta acabar desapareciendo. Una denuncia de Ecuador,
de las multinacionales americanas y de otros países latinoamericanos condujo a
que la Organización Mundial de Comercio (OMC) se involucrase y acabara
determinando que la Unión Europea no podía poner un contingente para la fruta
extracomunitaria. El difícil escenario creado llevó a los representantes del
sector en Europa a redoblar esfuerzos para conseguir salvar la producción
comunitaria de plátano. A partir de ahí, la UE se vio abocada a retirar la
citada limitación de entrada y a mantener el arancel, que solo afectaría, dado
que las bananas ACP estaban exentas de él, a las de tipo dólar. Esta situación
hizo que la Unión Europea incorporase un arancel de 176 euros por tonelada.
Pasado un tiempo, los opositores al plátano europeo volvieron a la carga y la
Organización Mundial de Comercio apostó por un recorte arancelario, por el que
cada mes de enero las bananas dólar se benefician de una bajada de arancel,
mientras que las ACP siguen entrando completamente libres. En ese contexto y
ante la oposición de los productores de fuera de la UE, el sector platanero hubo
de encarar una nueva problemática: la OMC puso sobre la mesa la posibilidad de
denunciar a los productores por recibir ayudas directas. Desde la Comisión
Europea, de acuerdo con los gobiernos de España, Francia y Portugal, se decidió
establecer un apoyo fijo para el plátano y que, como cada región ultraperiférica
tenía un Posei, las ayudas anteriores se canalizasen a través de ese Programa.
De esta forma, los productores de plátano se incorporaron al Posei como
contribuyente neto, aportando un nivel de ayudas que son propias del plátano
comunitario y sin perjuicio de ningún sector.